No hubo arreglo. Esta madrugada, el Gobierno de la provincia intentaba de manera infructuosa acordar con los policías acuartelados -sumaban más de 800- en la Subjefatura, ubicada en Chile al 1.800. La oferta salarial realizada por el Poder Ejecutivo (PE) no satisfizo a los uniformados, que, poco antes de las 2, rechazaron por unanimidad el ofrecimiento oficial de subir un 35% los salarios (un agente pasaría de $ 7.000 a cobrar unos $ 8.500 en mano).

Las negociaciones entre la Provincia y los policías rebeldes se empantanaron desde la mañana de ayer. Sucede que dos sectores antagónicos dentro de la misma fuerza provincial buscaban arribar a un acuerdo, por separado, con el Gobierno.

Al ala más dura de los uniformados acuartelados la encabezan los policías cesanteados Ángel Chaile y Diego Herrera. Este sector exige un básico (asignación al grado) de $ 12.000 para el agente que recién se inicia, la renuncia de toda la cúpula policial y reivindicaciones laborales como, por ejemplo, la provisión de chalecos antibalas. En tanto, al sector más dialoguista lo encabeza Víctor Nacusse, quien es fuertemente resistido por los policías que hasta anoche permanecían ocupando la sede de la Subjefatura de Policía. Según Nacusse, la comisión de negociación que preside estaría en condiciones de aceptar un sueldo de bolsillo que se acerque a los $ 10.000.

“El ofrecimiento es inferior a nuestras pretensiones. No llega a los $ 9.000 de bolsillo. Estamos lejos. En la Subjefatura hay un sector duro que está exigiendo $ 12.000 de asignación de grado. Esto significa que un agente va a pasar a ganar $ 27.000. Es una locura. Todo el mundo ya no querrá ser ni concejal ni legislador, va a querer ser policía”, ironizó Nacusse. Y agregó: “esta comisión de negociaciones no convocó al paro. Los que lo hicieron son dos ex policías (por Chaile y Herrera). No voy a ser responsable de lo que le pase al ciudadano. Deben acercarse las posiciones porque el daño ya es irreparable. Gendarmería Nacional no tiene el aparato para controlar. Lo que hay que evitar es la pérdida de vidas humanas”. Actualmente, el sueldo básico del agente que recién se inicia asciende a $ 3.690, y percibe un salario bolsillo de $ 7.000.

Mientras tanto, desde el sector de Chaile y Herrera aseguraron desconocer la representación de Nacusse. “No nos representa Nacusse, tampoco el jefe de Policía y mucho menos el secretario de Seguridad (Paul Hofer), se quejó Chaile.

Desde temprano
Durante la mañana, el rumor sobre posibles saqueos se propagó por toda la capital. Hasta pasadas las 13 no se habían registrado hechos delictivos. Fue cuando el gobernador, José Alperovich, salió a expresar que la situación estaba controlada. “La seguridad está bien”, lanzó el mandatario provincial. Una hora después, Tucumán comenzó a convertirse en un caos. Durante toda la tarde, el ministro de Seguridad, Jorge Gassenbauer, y el jefe de Policía, Jorge Racedo, intentaron descomprimir la situación con ofrecimientos salariales que no colmaron las expectativas de los manifestantes.

Pasadas las 18, cuando la ola de violencia y saqueos se extendía por todo el territorio provincial, Alperovich recibió en su despacho a la cúpula de Gendarmería con asiento en Tucumán, quienes le confirmaron al mandatario que la fuerza nacional patrullaría las calles desde las 21. Minutos después, la senadora y presidenta provisional del Senado, Beatriz Rojkés, ingresó al despacho del gobernador. A las 20, Alperovich y Rojkés se marcharon de la Casa de Gobierno sin realizar declaraciones. La senadora se retiró sonriente y hasta le tomó fotos a los periodistas que aguardaban en el pasillo del edificio de 25 de Mayo y San Martín. A la medianoche, Gassenbauer volvió a recibir a una comitiva de los policías acuartelados. Allí, el PE les ofreció subir la asignación de grado para el cargo de agente a $ 4.981, lo que llevaría el salario de bolsillo a unos $ 8.500. Favio Vilta, uno de los uniformados que participó de la negociación, fue el encargado de transmitir la propuesta a la asamblea. “Es lamentable lo que pasó; como policías la única forma de hacernos escuchar que tenemos es hacer una protesta”, dijo, respecto de la ola de saqueos que estremeció a la provincia durante todo el día.




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Empleados armados defendiendo su lugar de trabajo. Vecinos disparando balas para proteger el súper que está al lado de sus hogares. Chicos corriendo por todos lados. Gritan “tenemos hambre”. El hombre desconfía del hombre. Tienen miedo. Un puñado de motos pasea por las calles. Se detiene y como pirañas destruyen cualquier vidrio que se les antepone. No hay hambre. Hay saña. Ahí cargan televisores en las motos; freezer, en los carros. (Federico Diego Van Mameren) LA GACETA / Foto de Franco Vera
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